- LO FATAL -
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida, y por la sombra, y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!
Rubén Darío; Cantos de vida y esperanza.
* * *
Hoy, ha venido a mi memoria el recuerdo de tus cantos. Aquellos en los que hablabas del sentimiento, del rumbo incierto, del temor de lo que fuimos y seremos y del lamento de estar mañana muerto…
No sé cómo tus palabras siguen dándome ese vuelco al corazón, me cortan la respiración y confunden mi razón. Mientras ordeno tus letras estampadas en el azul del papel, que se me clavan más azules, aún, en el rojo complementario de mi piel, rememoro ancianos pesares que corrían a mil por hora con cada pulsación. Corren ahora, otra vez; y entretanto mis ojos reinterpretan la visión presente y pasada, nublada por el ahogo y las lágrimas…
Consciente soy que son tiempos de darse al placer, a un soleado amanecer que alumbre mi sonrisa, y que evite pensar el porqué; y a la vez, me resguardo ensimismada en mi esencia imperecedera. Bajo levemente la persiana: esta luz de media mañana agrede la fobia de mi mirada, y me obliga a añorar la que fui ayer. Esa, de piedra y corchete, a quien poco le preocupaba el sentir calidez.
Hoy, que te vuelvo a leer, que te experimento, otra vez, me reinvento. Olvido las palabras del maestro atento, y cierro mis oídos a los cantos nuevos, a los cantos de pobre diablo. Hoy no los necesito, solo preciso tus reclamos de vida y esperanza, o de desesperanza, tal vez…
Y las horas se van volando, y la resaca de poesía pasada ya casi está aliviada. Me prepararé entonces para la de mañana. El sol ya está cayendo… Esta noche me pondré una flor en el pelo y trenzaré mis recuerdos para que no escapen, al menos no hasta que sea capaz de aliviar mi desconsuelo.
E.
- Hoy solo quiero escuchar mi voz -
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