Cuando hace mucho frío, duermo con calcetines
porque mis ideas tienen la fea y puta costumbre
de abandonarme por los pies…
Igual que ellas; mi voz
-que debe de haberla encontrado ya algún barrendero
a eso de las 5 de la mañana-
Y la pobre… Tenía tantas cosas que decir esos días.
Anda que… Ha tenido mala suerte,
que a base de tequilas, ron y ropa mojada de viernes
ha acabado autodestruída. Y vestida de silencio.
Pero en cambio he ganado dos ojos;
bien hinchados y vidriosos,
que acompañan a una nariz "vergonzosa".
Creo que esta es su forma de rebelarse contra mí
porque hace mucho que no les hago llorar.
B.