le plantas al mundo tu huella,
siempre con desafíos armados,
ya sean de gestos o letras
No hay que pedir perdón,
hay que vivir de la tierrra;
si nos ofrece luz o color,
tómala, traga, inyecta.
Cardiaca pulsión enrojecida,
muerte o vida en decisión
de la dama de hilos suicidas,
parca y diva de la destrucción
Fuera costumbre y belleza hundida,;
de unos labios quedó el amargor,
calor prestado de mano amiga,
de tus ojos la lágrima del adiós.
E.
- Un te-rremoto rincón - 26/06/11