Esta utopía ficticia por la que paseo mi cuerpo etéreo se me hace demasiado extraña. Nada tan confortable puede ser real.
- Mis pies descalzos comienzan a recordar. Están mojados:
"cálida" bienvenida al despertar.-
Efectivamente, todo mojado: la comida, la ropa y... sí, también mis libros - como si mis pensamientos no estuvieran ya lo sufiecientemente borrosos, ahora no voy a poder ni leerlos - Nos espera un largo día cubiertos por la cápsula de la "incomunicación". - ¡Qué más da! -
Juguemos a contarnos cuentos, de esos que a veces dan miedo, mientras comemos galletas de chocolate -que siempre proporcionan risas y chistes dispares -, acunados por el sonido del rap, y una vez más, unidos por el hilo de la paz de nuestras muñecas...
Nos dejaremos llevar, despreocupados del mañana, por las risas y el vino de madrugada; mientras confesamos nuestros deseos más sinceros, arropados por las caricias y los cosquilleos de esta sutil amistad.
- Siempre arropada cuando, expectantes, escuchan mientras leo -
E.
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