Monday, 11 April 2011

Delirios de princesa

La esperada noche de la semana ha llegado por fin. Se acumulan expectantes en la cola hacia el juego pueril. Primero, un examen visual, es necesario ser apto para participar en el rol; cuanto más corta sea tu falda, mejor. Puede que hasta un chupito gratuito te caiga sin pretensión.

Al fin, dentro, qué excitación. Comienza entonces la caza al mejor postor. Para llamar un poco más la atención: algo de buena sujección superior, y rojo pasión en las boquitas de piñón. No lo olvides, fina punta en los talones que aumente el ego sexual... también de los de alrededor, ahogados en el influjo de hormonas en ebullición; alguno, si tiene suerte, aliviará su erección.

Las horas van pasando, la adrenalina a todo trapo. Para algunos ha sido inútil el meneo absurdo y vano. Toca ya el cortejo de los desesperados. Copa en mano, corean a tono - ¡In omnia paratus! - El perder está descartado. Entre flashes cegadores y oscuridad ilusoria se curzan dos miradas; una ingenua y calmada, la otra, claramente intencionada.- sorpresa - cazador cazado. Sobran las palabras - para qué - el ruido de música enlatada no deja escucharlas...

El turbio rincón nocturno ha dado paso a un extraño sueño - de nombre, anónimo -
Nada importa ya. Todo corrido; poco se parece tu cara borrada a la de ayer, preciosa, perfilada. La luz de la mañana delatora ciega tus ojos ahora. Escapa mientras puedas. La compañía ajena no llena tu vacío, más bien lo incrementa.

- Pobre princesa, quién fuera príncipe armado para aliviar tu pena...-

E.



"Todos los hombre son príncipes a las cinco de la mañana..." P.G.C. (Las afueras)

3 comments:

  1. ¡¡ME ENCANTA!! ¡¡¡¡MUCHO!!!!

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  2. Ella había decidido decidir que hoy fuese un día especial. Le llevó un tiempo arriesgarse, pero al acabar de no dormir mientras llegaba la hora que se consideraba correcta, dejó atrás su ático, se sumergió en su mejor personaje y salió a viajar.

    Muy de vez en cuando se cruzaba con Asterión, pocas veces con alguna persona y casi siempre con algún que otro desconocido que, llevando su mismo disfraz excepto por pequeñas variaciones, buscaba lo mismo que ella. Poco a poco iba perdiendo la ilusión de disfrutar de su complejidad esta vez. Acaba de alejarse de un grupo de maleducados mandriles que la señalaban con sus erecciones y, sin creer en un destino prefijado pero consciente de la infinitud de la ignorancia del ser humano, lo consideró un signo irrevocable de que, esa noche, sus magníficos cuernos no se asomarían para Ella por encima de los más altos edificios.

    Cansada de buscarlo por toda la casa, empezó a volver sobre sus pasos, entró en una cafetería sin puerta, pidió un gintonic y se bebió sin protestar la infusión que le acababan de servir. Cerró al salir.

    Sin embargo y pese a lo que pueda parecer, ese día fue especial. No por los mandriles, no; eso se había llegado a convertir en una extrañamente agradable nota de color y trivialidad. Fué especial porque Ella había tomado una decisión que llevaba tiempo meditando. Mañana se mudaría de casa.

    ¿Cómo podía seguir intentando convencer a un ático de que no tuviese miedo a las alturas?.


    Alejandro.

    P.D: Os reconoceré por las flores en el pelo.

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  3. Un relato interesante y bien narrado.
    Te reconoceremos por los tirabuzones y la expresión de niño ensoñado.

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