Saturday, 25 June 2011


El sexo. Sexo, sexo y sexo.

Como probar la tarta Sacher de chocolate. Como beber cuando tu boca está salada. 
Como el lamer. 
Como el escalofrío en verano. Como beber granizado de limón –ácido-.
Tan innecesario y al revés como todo lo anterior. 
Tan estúpido como meter y sacar algo con la suficiente maestría. O no.
Que si unas manos trepan por unos muslos (los tuyos o los míos, eso da igual), 
nos volvemos todos locos.


-Es algo tan absurdo… (Dijo, dejando los labios entre abiertos)
-Lo sé.
-¿Entonces por qué no quieres repetirlo conmigo?
-Es complicado, no quiero dejar de ser prudente.
-Tú nunca has sido prudente. Esto es sólo sexo. No sé qué coño te pasa...


Y él se acercó y la besó.
La besó y le subió el vestido. La besó, le subió el vestido blanco, ese que a él tanto le gusta, y volvieron a repetir ese hecho estúpido. Con mucha, mucha maestría. 
Insaciable maestría la suya.


-Ahora ya no quieres ser prudente; ¿no?
-No.

Un beso, y nunca más desde ese día volvieron a repetirlo.






Todos lo pensamos, aunque no todos lo digan. 


B.

2 comments:

  1. Prudencia, vestidos, todos lo pensamos, aunque no todos lo digan, un beso, y nunca más desde ese día volvieron a repetirlo... Escribes genial, B.

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