Monday, 17 October 2011

Sigue en la nevera. Aún sigue allí dentro.

El yogur en la nevera, 

ese que sabes que en poco caducará, sigue en la nevera. 
Es un triste yogur, de esos naturales, así que no importa nada que esté ahí, sin uso ni disfrute. 


Sabes que está a punto de pasar a la categoría de inservible, pero esperas y esperas.   
Espera el yogur, y tú también esperas. 
Y un día, 
por fin ocurre, y el yogur caduca. 


Y ya sólo te queda cogerlo y tirarlo a la basura, 
justo al lado de los restos del café.



B.

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