Qué sincero recuperar la sonrisa picarona de los niños cuando juegan a decir palabrotas. El sexo que se cae de las bocas con suspiros nerviosos. Todo es valentía hasta que un pene en la des-emboca-dura la desmorona... y se nos pican los hoyuelos a medida que todo crece.
Todo crece menos nosotros,
que seguimos cubriéndonos los ojos de inocencia; una blanca ceguera que lo emborrona todo.
Porque no vemos que los prados verdes son de tierra virgen, que los amantes son los amados, que no hay oficio más antiguo que el de un lozano. Y que no hay buena sin ser puta, ni puta sin maestra, ni maestra que no posea el celestial oficio de la Romera.
Sigue siendo la hora de follar para todos, pero no se lo digamos a nadie, de eso todavía está prohibido hablar.
Ser Ininterrumpidamente
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