A la
izquierda,
se encuentra
en constante lapidación de su dirección natural
pero enmudece
como corazón en piel de timidez aventurera.
Norma de la
que se exige el adecuado cumplimiento en partes
iguales al sonido que deja el humo al hacerse frío y seco
iguales al sonido que deja el humo al hacerse frío y seco
como todo ese whisky en botellas que nunca he vaciado.
Recta,
de la que,
por supuesto, no se debe olvidar su obligatoria ejecución
aún más cuando deja el rastro en uñas, boca y crines de extraña raíz.
aún más cuando deja el rastro en uñas, boca y crines de extraña raíz.
Que no se
pueden echar de menos los muros que no dejan de caerse
una y otra vez. Y la rotura
de su forma se debe precisamente al
efecto de
calor amoratadamente no exacto y con mordiscos de malva violencia.
Más adelante
y pasado ese coche gris,
el rojo
jugará a ser rosa, y las letras a no ser limpias. Pero sí afiladas,
para que apunten todo con simple y cortante agudeza; incisiva, tajante, puntiaguda y sutil.
para que apunten todo con simple y cortante agudeza; incisiva, tajante, puntiaguda y sutil.
A la espera
de cualquier otra indicación, ellas continuarán por el atajo de los párpados
que se aliaron con la mente. Ahora bien: se recomienda en este viaje no dormir
para no dejar de soñar nunca.
para no dejar de soñar nunca.
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