Sunday, 12 May 2013

Qué fue de las raíces





Un poema torcido eres tú cuando
despertabas sin buenos días y oliendo
tanto a Sol que me quemabas las pestañas.
Y mis ojos, tan poco abiertos al aire,
se morían por la falta del oxígeno
que los tuyos prometían. Y llegó febrero
con todas sus gotas de hielo, oliendo a sal
como un falso verano que se alargaba,
y no por el mar, sino por los días blancos
que se sentaban conmigo en la cama a ver
el paso aletargado del espacio-tiempo
que poco a poco brotó desarrollado como 
algo carnívoro y vegetal entre los dos.

Y esa planta, que fue nuestro encuentro
salvaje cada vez que la regábamos,
creció como árbol impetuoso y castaño,
como tú. De madera implacable sin quebranto
que hoy le da vida a todas tus baquetas.








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