Existe un paradero alienado
de toda trascendencia
al que va a parar
lo que nunca se acabó. Allí
frases inefables,
sonoras en tu mente,
nunca usadas por tus labios.
El paladar es el hogar de las
nuevas palabras que aplastan
a aquellas escurridizas
resbalando
con culpa de saliva
hasta el estómago.
Y ya no vuelven más.
Y ya es donde
cómo
y cuando
van a ser digeridas
y ya
no son palabras.
Ahora son manzanas
rojas
de Eva, o Arantxa,
listas para acabar inacabadas,
mordidas
pero
colmadas.
B.
Un estupendo poema.
ReplyDeleteLo estaría leyendo una y otra vez, incansablemente.
Beso,
Nená