The Prodigy
Ahí estás tú
en la mañana de julio,
pegada a la cama
como una lombriz a la tierra.
Esparces tu cuerpo,
puedes tocarte
pero sientes
pocas sílabas que decir
y, entre un despertador
que ruega a tu paciencia
y unos pies arrítmicos al momento
de descender del
trono, trasmutas. Te transformas.
Y ya eres impía,
y lo sabes.
Eres y no ingrávida y omisa,
pagana, loca, laica,
neófita profanadora de pensamientos
incrédula, irreverente
y también lo sabes.
Sientes la liviandad más
pesada.
Y, forzosamente, te preparas
para mutar de nuevo en persona,
pero esta vez sin previo aviso.
B.
Y tú eres fantástica, con aviso y sin aviso.
ReplyDeleteNená
Un poema que produce una sensación clara e interesante. No deja de ser Kafkiano :)
ReplyDeleteUn besito, linda.