Todos esos libros que me has dejado y que aún no te he devuelto

Como aquella barra del tren roja que
sujeta nuestras vidas,
reposando mi cabeza (tranquila)
calmo mis ideas en ti,
¿qué parece ser eso que nos falta?
¿Amarnos? Yo ya lo hago.
 Quéjate, quéjate del vino y más,
de una gran resaca
(acentúala con  ganas de dormir)
Esa sonrisa que ves,
a veces de lado, otras al hablar
es algo tan natural,
sencillo -como tú dices-, es sólo
algo sobre el süelo,
no a cinco metros, a 6 litros de agua
de lluvia. Somos agua.

Yo ya tengo alguien que me entienda -suerte-.

Cuando llueve los días son preciosos,
sólo ambos lo sabemos.

Nos gustaría que en otro caso esta historia que es tan nuestra, fuera de otro modo.

 B.