Thursday, 5 January 2012

Estudio palatal

Me encanta aprender cosas nuevas


Interesantes y absurdas,


de esas que no sirven para nada y que, sin embargo, te lo dan todo.




Han querido enseñarme la lección de los juegos sensuales,
la producción de palabras, las que hieren, las que matan,
y las que llevan a mojarte los labios con sabores de frío y calor.


Del ápice a la raíz se encuentran los más diversos placeres;
se puede empezar por el ácido, el primer contacto, lo nuevo,
lo no experimentado, ese que primero no gusta del todo,
pero que al tacto, se va haciendo más salado.


Y poco a poco, degustando con cuidado, podemos llegar
a los más dulces, intensos, mojados...
que con suavidad y empeño consiguen deleitarnos tanto
que, a veces, nos hacen llegar a los amargos.


Estos, que dejan el deleite de lo degustado,
y el disgusto de lo grabado a fuego y mordiscos.


Siempre dijeron que el paladar hay que educarlo,
que para bien catar se ha de entender de aromas y colores.


Pero amigos, por mucho que nos quieran enseñar,
siempre quedarán los ácidos y los salados,
los dulces y los amargos.







E.

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