Tuesday, 7 August 2012

La muerte de la amapola


I

Hoy hace un tiempo demoníaco
por lo apoteósico y
a quemarropa, dantesco y esperpento.
Brecht y Shakespeare
en un motel de carretera, empastillados
ascendiendo a la cumbre del Whisky,
cubata de ácido sulfúrico. El calor me atrapa
me enciende.



II

Esta noche en que me decido a
enganchar recuerdos que me sacudan.
Lo permito tan sólo porque son rojos,
y llevo guantes de boxeo.
Rojos color amapola, y en nebulosa
me reafirmo para no morir
ahogada en sollozo.



III

Puedes venir, ven. Vamos a
hacerlo en el baño, sin luz.
Me da morbo. Me gustas, muérdeme.
Así. La nocturnidad es un pecado no
concedido a todos los mortales,
aprovéchala.



IV

No puedes dejarte la piel
en cada persona. No
entiendo el llanto,
aunque sé lo que es.
Ahora puedes amar el odio
tanto como quieras.



V

La amapola encoge sus pétalos,
pétalos de color recuerdo.





B.

1 comment:

  1. Nuestra amapola, la pequeña, la roja, tiene la herencia de los baldíos y las cunetas. No somos nosotros tan efímeros como ella. Pero nos gana en persistencia.
    Tu poema es toda una propulsión de sentimientos estallados.
    Me gusta.

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