Saturday, 2 June 2012

El olor de tus ojos


Atestiguado fue no soportar
las relaciones de piel de serpiente
por su rico sabor a veneno
pero nos encantaba hacérnoslo en las escaleras de casa.
Esa también fui yo,
pero tú no conmigo.

Tus letras,
que podrían haber sido poema con las mías,
y no llegar a más que fatídico final
pernoctado
de tantas madrugadas
de no poder dormir por pasar frío. Podía oler tu mirada.

Y esa soy yo, unas letras. Fui pequeñas deambulantes
letras que quisieron ser narradas, pero nada acompañó su gusto
y acabaron siendo poema, sin querer.
Y […]
ya. Pusiste fin a ser merecedor
de que nunca nada fuera acabado por/para ti.



B.

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