Ya casi nos quedamos sin descanso,
Sin tardes soleadas, sin noches de
cerveza y chocolate.
Ya echamos al mar las lágrimas secas
de despidas y atardeceres,
de risas mudas y abrazos de cera.
Ya solo recordamos carcajadas
en acorde si bemol,
mientras suena en nuestras mentes
el zumbido indescriptible
de tus palabras rotas.
Ya solo vemos cuando a oscuras
se despierta nuestro mundo
y se desvanecen las pesadillas,
y todo huele a lluvia.
Yo no olvidé los días de verano,
Ahora vivo de lo que me dieron.
E.
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