Mantengo los ojos abiertos en el día y la noche. Cuencas secas que memorizan cada pulso, como la tierra las pisadas. Sí, pisadas que se mueven de izquierda, izquierda, izquierda
a otro lugar que no parece verdad, que no queremos que lo sea. Como las paredes arropan, los silencios educan.
No sabemos
qué es callar, porque no cabe la palabra en nuestro mundo
Háblame, silencio. Háblame y limpia mi sombra, que es hombre en cada luna.